- "Lo hizo con precisión matemática”, dijo nieto de quien fue político y revolucionario ruso, asesinado en México en 1940
Mérida, Yucatán.- “El asesinato de León Trotski, como yo lo
viví” fue el título de la conferencia que sustentó en la Universidad Autónoma
de Yucatán (UADY) Esteban Volkov, nieto del político y revolucionario ruso
asesinado en la Ciudad de México en 1940.
Amable y atento a las preguntas formuladas por los
reporteros, el descendiente de Trotski expresó que a pesar de las pláticas y
conferencias ante universitarios mexicanos, sudamericanos y europeos, “buena
parte de estas nuevas generaciones ignora el pasado histórico de León Trotski”.
Lev Davidovich Bronstein más conocido como León Trotski
nació en Ucrania el 7 de noviembre de 1879 y murió en la Ciudad de México el 21
de agosto de 1940 víctima de un atentado.
Trotski fue uno de los organizadores de la Revolución de
Octubre que permitió a los bolcheviques tomar el poder en Rusia, asimismo,
negoció la retirada de este país de la Primera Guerra Mundial mediante la Paz
de Brest-Litovsk; tuvo a su cargo también la creación del Ejército Rojo que
consolidaría los logros revolucionarios venciendo a ejércitos extranjeros y
ejércitos blancos contrarrevolucionarios durante la guerra civil rusa.
Acompañado de José Luis Vargas Aguilar, director de la
Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), plantel que
lo invitó a platicar sobre su abuelo, Volkov se refirió a los cambios en la
geografía política de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS).
“El peor crimen en la era de (Joseph) Stalin era
reestablecer el capitalismo y resulta que fue la burocracia que él creó y
encumbró la que llevó a cabo esta labor”, respondió el testigo vivo de uno de
los acontecimientos importantes del siglo XX.
“Lo admirable es que (León) Trotski predijo medio siglo
antes, con precisión matemática que la burocracia reestablecería el capitalismo
y destruirá a la URSS, salvo que la clase obrera reconquistara el poder, pero
no sucedió así”.
En entrevista, dijo que su abuelo llegó a México en 1936, en
calidad de exiliado político, después de gestiones realizadas por el pintor
Diego Rivera ante el presidente Lázaro Cárdenas.
Acerca del impacto que tiene en él y su familia la figura y
legado de Trotski comentó que “hay en efecto, en lo moral y en lo familiar, sin
duda, valor supremo de todas las cosas y esto ha servido a mis hijas, ninguna
de ellas política”, agregó con particular sencillez.
¿Qué recuerdos tiene de su abuelo?, le preguntó un
comunicador a lo que respondió que “había gente que daba una imagen falsa de él
como duro y seco; no era así, era un individuo humano y cálido, eso sí, en
cuestión de disciplina y orden era estricto pero generoso y con gran sentido
del humor”.
“Admiraba el trabajo, era lo más sagrado en la vida, no
admitía distingos, tan así, que en la casa donde vivíamos él, personalmente,
hacia las reparaciones y en las expediciones para recoger cactus, cargaba hasta
50 kilos”, señaló al tiempo que precisaba que este recurso se obtenía en la
Barranca de Venados, Hidalgo.
Más adelante recordó que tenía 14 años de edad cuando su
abuelo fue asesinado. “De ese periodo me acuerdo muy bien”, señaló y dijo que
convivió con Trotski desde Turquía, en la isla de Prinkipo, “no tengo recuerdos
tan nítidos y claros como los de México donde viví los dos atentados y esas
imágenes se quedaron grabadas, parece que sucedieron ayer, no se me olvidan”.

Se refirió también a la existencia de una emotiva carta de
la viuda de Trotski, Natalia, que agradeció al presidente Cárdenas su
hospitalidad haciéndole ver que “gracias a ella se alargó la vida de León como
tres año y medio, tiempo que estuvo en México”.
Narró que tras el primer atentado, el 24 de mayo, cuando
llego Siqueiros con una veintena de stalinistas armados que rociaron (de balas)
la recámara de los abuelos, milagrosamente salieron con vida y “yo también
porque estaba en la cama de un cuarto aledaño; me encogí, me dejé caer al suelo
y solo recibí un refilón de bala en el dedo pulgar del pie derecho”.
De la obra y legado de su abuelo expresó que “tenemos que
entrar a áreas amplias como es el marxismo, los que lo aceptan y los que no lo
reconocen; en este aspecto Trotski fue de los personajes más importantes del
siglo pasado ya que aportó muchas teorías nuevas como la revolución permanente
en contraposición a una postura de Stalin”.
Recordó que la expulsión de Rusia del político y
revolucionario fue en 1929 “fue a los extraemos del país y luego a Estambul y a
la isla de Prinkipo de donde se fue a Francia debido a una revocación
gubernamental que le permitió entrar a ese país y a México llegó en enero de
1937, procedente de Noruega, donde estuvo arrestado en una casa sin recibir
visita alguna y corriendo el peligro de ser entregado a las autoridades
soviéticas”.
¿Cómo piso finalmente suelo mexicano?
-“Sus amigos y seguidores en Estados Unidos intentaron
conseguirle asilo en ese país pero obviamente no se logró y fue que se pensó en
México donde sí fue posible con la intervención de Diego Rivera, que en aquel
tiempo era trostkista; el profesor Octavio Fernández y una carta de Mújica que
era admirador; llegó a Torreón y en un minutos Lázaro Cárdenas le otorgó el
asilo, exigiéndole sólo las normas que establece la ley de no inmiscuirse en
política”.
“Detrás de esto se desató una campaña furibunda de los
agentes de Stalin en México; Vicente Lombardo Toledano fue de los más acérrimos
calumniadores y un sector de la prensa que hacia un poco de ruido; trataron de
que se revocará el asilo pero no lo consiguieron”, añadió el testigo de aquel
acontecimiento histórico y antes de terminar agradeció la invitación de la
Facultad de Derecho de la UADY ya que “es un privilegio ver en lo que se ha
convertido la institución que fundó, a principios del siglo pasado, el insigne
yucateco Felipe Carrillo Puerto, personaje admirable al que respeto mucho”.
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