- Primaria indígena cuenta con un sistema de captación de agua de lluvia que se utiliza en un huerto escolar
Alumnos habitantes de Bolmay, Valladolid tienen una perspectiva
diferente sobre el cuidado del vital líquido, pues el contacto directo con este
proyecto ha logrado inclusive que ellos sean los promotores de su cuidado
dentro de sus familias.
"Ellos aprenden a usar los recursos disponibles en la
comunidad, como es la lluvia, y se les enseña sobre los períodos de siembra y
forma de riego. El trabajo en equipo consiste en todas las actividades en las
que también se involucra a los papás. Les hemos asesorado para que los cultivos
que obtengan sean para consumo propio o para ventas; ellos lo deciden",
explicó la responsable del plantel, Mauricia Beatriz Perera Coh.
De esta manera, la iniciativa otorga a las niñas y los niños
participantes tres beneficios, que son concientización sobre el tema,
experiencias de colaboración y economía. El proceso comenzó en septiembre del
año pasado y está a punto de culminar, sin embargo, el trabajo de los miembros
de la Asociación Alternativa Integral de la Península de Yucatán será
permanente.
El plan surgió como una actividad de servicio social de 15
jóvenes del Instituto Tecnológico de Mérida, estudiantes de Administración, y
de las Ingenierías Civil y Ambiental, quienes se han encargado de capacitar al
alumnado local.
Actualmente, los infantes ya tienen conocimientos sobre el
proceso de siembra y, eventualmente, del huerto se cosechará rábano, tomate,
maíz y cilantro. De igual manera, los talleres se basan en la implementación de
las tres R en las viviendas: reducir, reciclar y reutilizar.
"Se les habla sobre el ciclo del agua y todo lo que
conlleva. Llegar a una persona adulta es un poco complicado; en cambio, los
niños, cuando se apropian de los conocimientos, ellos son más frescos y más
sensibles para hablar sobre ciertos temas, y es así como ellos hablan a sus
papás sobre la importancia de cuidar este recurso", puntualizó Darwin
Bojórquez, miembro de la Asociación.
Anteriormente, el servicio de distribución del líquido
permanecía activo sólo por dos o tres horas al día en la comunidad, pero a
partir del desarrollo del referido sistema, se cuenta con mayor disponibilidad
y las familias pueden utilizarlo en su vida cotidiana o para la siembra.
"Nosotros estamos convencidos de trabajar a partir de
la ingeniería social, queremos que ellos elaboren sus propios proyectos de
impacto, con los que ayuden a otras personas", señaló Bojórquez.
Es así como docentes, padres de familia y sociedad suman
esfuerzos para fomentar en la infancia el cuidado del medio ambiente, más allá
de las aulas de clase.
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