Crisis de valores morales…

Mi vecina estaba anonadada. El joven cura de la iglesia donde acude con regularidad se casó. ¿Con quién cree? Con la muchachita que lee durante la misa. Toda la familia estaba metida en la iglesia. Fíjese que el hermanito de la muchacha era el monaguillo.
Apuntes para reflexionar VI | Mi vecina estaba anonadada. El joven cura de la iglesia donde acude con regularidad se casó. ¿Con quién cree? Con la muchachita que lee durante la misa. Toda la familia estaba metida en la iglesia. Fíjese que el hermanito de la muchacha era el monaguillo.

La pequeña comunidad está alborotada. La crisis de valores hace agua en la sociedad mexicana. La  marcha de las mujeres del domingo 8 (Día Internacional de la Mujer) y el silencio al día siguiente (#ParoNacional #UnDiaSinNosotras) para exigir un alto al feminicidio y a la violencia de género sólo es el pico de un enorme iceberg que nos afecta como sociedad.

Algunos y algunas, dirán: “sí, pero le cumplió a la muchacha”. En esta crisis de valores todo justificamos y no advertimos que estamos ante la gran madre de todas las crisis: la crisis moral. Una crisis que escala a todos los niveles, desde la familia hasta el gobierno.

Aclaro, en Yucatán, México y el mundo no es el primer caso el de este joven cura. No me escandalizo. ¿Recuerdan al padre José María Sabín Sabín?. Fue rector del seminario menor de El Ajusco entre 1988 y 1992, además de rector de la Universidad del Mayab, en Mérida, Yucatán, entre 1998 y 2012, y dejó a los Legionarios de Cristo y el ministerio en febrero de 2015, según un comunicado fechado el 24 de enero de 2020.

Este sacerdote español, amigo de políticos y quien convivía con adolescentes hombres y mujeres de la alta sociedad yucateca fue denunciado en 2016, y los propios Legionarios lo aceptan, “de abuso sexual de menores de edad” durante su paso en el Ajusco. Sabín lo niega. ¿Saben por qué dejó el ministerio? Se casó.

No sólo se casan. También nos enteramos de  abusos sexuales de sacerdotes católicos contra niños y contra niñas. Biani López-Antúnez, narró a un periodista de The Assopciated Press cómo fue víctima de un Legionario de Cristo que era director de una escuela en Cancún y que abusó sexualmente de ella entre los ocho y los diez años.

¿Sólo el catolicismo?, preguntarán. No. Sochil Martin de 33 años fue la mujer que reveló el abuso sexual a niños y adultos en la iglesia La Luz del Mundo al denunciar al líder religioso Naasón Joaquín García, quien ahora se encuentra recluido en una cárcel de Los Ángeles acusado de violencia, pornografía infantil, tráfico de personas y otros delitos.

Martin narró que tenía nueve años cuando su tía la persuadió de servir al entonces líder de La Luz del Mundo, Samuel Joaquín Flores, por lo que fue a través de citas bíblicas como convencían a niñas de su congregación para realizar actos sexuales a quienes ellos se los solicitaran.

Si en la religión así andan las cosas, imagínense en las escuelas, clínicas y hospitales, juzgados, oficinas públicas y privadas, policías, cárceles y partidos políticos. Hay historias aterradoras de acoso que las mujeres soportan estoicamente para llevar pan al hogar. De la niñez en las escuelas. Abusan, matan, violan, trafican con mujeres y niñas. Hay droga, alcoholismo. Hombres y mujeres se alistan en las filas del crimen. La corrupción social es mayúscula. Hay muchos factores, es cierto, pero el análisis es la otra arista.

No hay ética. Ofrecemos dinero a cambio de “favores”: cuando el policía nos detiene, cuando necesitamos un permiso para construir, buscamos a los “coyotes” para sacar nuestras placas y un largo etc.

Poco sirve, a estas alturas, los valores que aprendimos de memoria en la escuela: honestidad, respeto, justicia, perseverancia, solidaridad, responsabilidad, amor y amistad, entre algunos. Muy poco se practica.

Cuando un transporte de carnes, de refrescos o de cerveza se accidenta, en lugar de ayudar al operador a proteger la mercancía ¿qué es lo primero que sucede? Se roba, se cometen actos de rapiña. Cuando hay un sismo o huracanes ¿Qué vemos primero? Pillaje, saqueo a comercios.

Ya no hay paciencia y tolerancia, aceptamos la vulgaridad, la grosería y la agresividad. Hay una enorme degradación humana. Hay una enorme y desmedida ambición para despojar lo poco que tiene al más vulnerable. No hay solidaridad.

Reflexionemos sobre nuestro comportamiento social, moral, ético. Dolerá reconocer que todos, en alguna medida, somos culpables. Comprometámonos con nosotros mismos. Regresemos al gusto por la educación y la cultura.

Comencemos en la familia, con nosotros, con nuestros hijos e hijas. Es hora se sembrar la semilla. Les prometo que florecerá y dará hermosos y sanos frutos.

Un abrazo hasta donde estén.

Martes 10 de marzo de 2020

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