Enrique Krauze y Álvaro Uribe ven a la literatura y la historia como dos hermanas no tan distantes

  • Participaron en la mesa Letras Libres: Pensar en voz alta. Literatura e historia, hermanas distantes, en la Sala Manuel M. Ponce
  • No concibo un historiador que se respete que no sea también un buen escritor, señaló Krauze

México, DF.- La imagen de un par de hermanas que caminan tomadas de la mano, muy parecidas, pero con sus propias características, con diferentes gustos y con la capacidad de despertar la fascinación en cualquiera se puede utilizar para hablar de la relación entre historia y literatura. En esto coincidieron el historiador Enrique Krauze y el narrador Álvaro Uribe, quienes participaron este martes en la mesa Letras Libres: Pensar en voz alta. Literatura e historia, hermanas distantes,  que se llevó a cabo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
El crítico literario Fernando García Ramírez participó como moderador en esta mesa que se realizó en el contexto de la conmemoración que la revista Letras Libres lleva a cabo desde hace seis meses con motivo de su 15 aniversario. El propósito ha sido celebrar a través del debate sobre diferentes temáticas, como la ilustración, la importancia de las humanidades, la crítica literaria, la edición y el periodismo, el cine y sus márgenes, entre otros.
Enrique Krauze, miembro activo de la Academia Mexicana de Historia y del Colegio Nacional, inició la charla al referir que parecería que la literatura es el lugar de la imaginación y la historia el lugar de la verificación de los hechos que ocurrieron en el pasado y que por tal motivo no tienen que ver una con la otra, pero aseguró que se trata de dos disciplinas que no están tan distantes y nunca lo han estado.
“No es verdad que la historia es únicamente lo que fue. El historiador tiene que hacer un esfuerzo de imaginación histórica para pensar el momento que está estudiando, pero cargado de la incertidumbre que tenía ese instante. No es ocioso que el historiador se pregunte qué hubiese pasado en algún hecho histórico porque de ese modo uno reconstruye la incertidumbre de los personajes en el momento.
“En otras palabras, tiene que colocarse en aquel presente, porque el presente es incierto, sin pensar que lo que pasó tenía que haber pasado. Al realizar este ejercicio de imaginación se crea un arco de unión entre la literatura y la historia”, indicó quien en 1977 se convirtió en colaborador de la revista Vuelta, que fundó Octavio Paz, en la que fue secretario de redacción y subdirector.
De acuerdo con el historiador, en lo que no se parecen mucho literatura e historia es en la búsqueda de la verdad objetiva, de la verosimilitud, pues el historiador tiene que ir a las fuentes, cotejarlas y luego tratar de contarlo lo más objetivamente posible, mientras que el novelista no tiene esa restricción.
 “El novelista inventa mundos. El historiador no, es esclavo de los hechos. Lo que un historiador nunca puede hacer es mentir, por lo menos deliberadamente”, advirtió Enrique Krauze, autor de ensayos como Por una democracia sin adjetivos (1984), Textos heréticos (1992), Travesía liberal (2004), Diario de Praga (1990), La comedia mexicana de Carlos Fuentes (1988), Para salir de Babel (2006) y Gabriel García Márquez: a la sombra del patriarca (2009).
 Entre su obra biográfica destacan Retratos personales (2007), Siglo de caudillos. Biografía política de México 1810-1910 (1994) y Porfirio Díaz. Místico de la autoridad (1987).
 Álvaro Uribe, quien ha publicado libros como Cuadrángulo (2002), La linterna de los muertos (1988), La parte ideal (2006), La otra mitad (1999) y las novelas El taller del tiempo (2013) y Morir más de una vez (2012), entre otros, consideró que historia y literatura no son hermanas distantes, si acaso, en ocasiones, distanciadas.

 “Yo casi las veo no como gemelas pero sí como cuatas, como hijas del mismo huevo. De entrada pensamos que la historia son los hechos que ocurrieron en el pasado y que de alguna u otra manera afectaron la vida de grupos humanos. Parece fácil la definición, pero esos hechos no existen, porque lo que está en el pasado ya pasó, lo que existe es el relato de los hechos. La historia no existe sin estrategias narrativas y el vehículo de la historia es la prosa, incluso la poesía, pero compartimos la estrategia narrativa y cierta conciencia del arte de la prosa”, puntualizó Álvaro Uribe.

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