De acuerdo con los datos proporcionados, Mérida contará con
una planta de avanzada que evitará la contaminación del aire con bióxido de
carbono y del manto freático con los lixiviados, además de reutilizar
materiales, como las bolsas de plástico, que de ir al relleno sanitario
tardarían decenas de años en biodegradarse.
Con su funcionamiento, la planta de residuos sólidos
disminuirá en aproximadamente $600,000 el pago que hace el Ayuntamiento por la
disposición final de la basura ya que su tarifa será menor, a la vez que
alargará la vida del relleno sanitario.
Otra ventaja, será la producción de energía eléctrica
mediante el uso de turbinas alimentadas por el CO2 que se acumulará en un
biodigestor.
En reunión previa a un recorrido en el sitio en el que se
levanta la planta de separación de residuos sólidos, Oliver Hoffmann,
responsable técnico del proceso de construcción, dio las explicaciones sobre el
proyecto y respondió a las preguntas que hicieron integrantes del Consejo, el
cual está conformado por regidores, funcionarios municipales, ambientalistas,
representantes empresariales y de la sociedad civil.
Hoffmann dio a conocer que se generarán unos 7 megawatts de
energía por hora, la cual se venderá a la CFE, y que sería suficiente para
abastecer a 50,000 hogares. La producción empezaría en julio de 2014.
De acuerdo con las explicaciones proporcionadas, la
capacidad de procesamiento en dos turnos será de 1,000 toneladas por día. Se
reciclará al principio el 64% de los residuos y a futuro, el 80%. La planta
contará con unos 350 empleados directos.
Para iniciar la construcción, la empresa Tratamientos y
Reciclados del Sureste tuvo que obtener 11 permisos diferentes, como licencias
de uso de suelo y ambientales y del INAH.
La obra civil tiene un 60% de avance y de 55% la parte
correspondiente al equipo de bandas rompebolsas. La inversión realizada hasta
el momento es de $44 millones en maquinaria y obra civil. De la anterior
planta, propiedad del Municipio, sólo será aprovechado el 20% del equipo, parte
de ello como refacciones.
Se espera rescatar unas 36,000 toneladas anuales de materia
prima, la cual se reintegrará al proceso productivo.
No habrá filtración de lixiviados, con lo que se evitará que
unos 90 millones de litros al año vayan al manto freático. También se evitará
liberar al medio ambiente 280,000 toneladas anuales de bióxido de carbono.
El proceso que seguirá la basura será el siguiente: será
recibida en las fosas de recepción, luego pasará a una plataforma para separar
los artículos voluminosos, como colchones; después al rompebolsas y por una
cribadora, al decantador y luego por una
plataforma larga en la que unas 150 personas extraerán los residuos que pasarán
a un almacén inferior donde se harán pacas de la basura reutilizable en tanto
que lo que no sea aprovechable irá al relleno sanitario. Los productos
orgánicos son los que llegarán al biodigestor.
En cuanto a los atrasos que tiene el proyecto, Hoffmann
explicó que el proceso de obtención de los permisos es tardado, además de las
frecuentes lluvias y porque hubo contratiempos en la importación de algunas de
las partes de los equipos.
Se espera que en diciembre empiecen las pruebas del equipo y
capacitación del personal. De no haber contratiempos, en abril de 2014 estarían
funcionando al 100% de su capacidad de las líneas de separación; el biodigestor
funcionaría posteriormente.
A continuación, los consejeros realizaron un recorrido por
la planta en construcción y constataron los avances.
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