- Mutaciones genéticas heredadas que aumentan el riesgo
Un estudio presentado por investigadores de Mayo Clinic en
diciembre de 2016, demostró que la eficacia de los fármacos antiinflamatorios
no esteroides (AINES) en la prevención del cáncer colorrectal. “Se cree que
aproximadamente 85% de todos los cánceres colorrectales derivan de pólipos
adenomatosos no tratados, por lo que si logramos encontrar una manera de
detener su crecimiento, podremos evitar la mayoría de estos casos”, comentó el
Dr. M. Hassan Murad, epidemiólogo clínico y experto en medicina preventiva de
Mayo Clinic.
El equipo llevó a cabo un metaanálisis de los datos de 15
ensayos aleatorios de control, lo que les permitió revisar la información de 12
234 pacientes. Los estudios incluyeron terapias con dosis altas y bajas de
aspirina, calcio, vitamina D y ácido fólico que luego se compararon entre sí
individuamente o en varias combinaciones.
El Dr. Murad y sus colegas demostraron que los AINES sin
aspirina son mejores que todas las demás terapias comparadas para prevenir la
recurrencia de los pólipos adenomatosos durante el transcurso de tres a cinco
años desde de la extirpación de primer pólipo. Sin embargo, debido a los otros
riesgos para la salud de los AINES sin aspirina, estos fármacos quizás no sean
la mejor alternativa para todos.
Los resultados obtenidos por la aspirina fueron casi igual
de buenos, pero con mucho menos riesgo añadido. Por ello, el Dr. Murad y sus
colegas dicen que pese a que la aspirina en dosis baja haya calificado segunda
por su capacidad preventiva, “su beneficio adicional sobre el riesgo podría ser
favorable para los pacientes”.
“Es importante que pacientes y médicos conversen acerca de
los varios riesgos y ventajas de cualquier medicamento o terapia. Si bien la
publicación de un estudio puede contener hallazgos esperanzadores, es
información generalizada, puesto que cada persona es diferente y por ello, el
cuidado de cada uno también debe ser personalizado”, añadió el Dr. Murad.
Perspectiva general
El recto comprende las últimas pulgadas del intestino
grueso. Comienza en el extremo del segmento final del colon y termina en el
conducto estrecho y corto que llega al ano.
El cáncer de recto y el de colon se suelen denominar
conjuntamente como “cáncer colorrectal”. A pesar de que son similares en varios
aspectos, sus tratamientos son bastante diferentes. Esto se debe principalmente
a que el recto está ubicado en un lugar estrecho, apenas separado de otros
órganos y estructuras de la cavidad pélvica. Por eso, una extracción quirúrgica
completa del cáncer de recto es difícil y muy compleja. A menudo, se necesita
un tratamiento adicional antes o después de la cirugía, o ambos, para reducir
la posibilidad de que el cáncer reaparezca.
En el pasado, no era frecuente la supervivencia a largo
plazo de las personas que sufrían cáncer de recto, incluso después de un
tratamiento prolongado. Gracias a los avances en los tratamientos de los
últimos 30 años, el cáncer de recto hoy se puede curar en muchos casos.
Síntomas frecuentes
· Diarrea,
estreñimiento o evacuaciones intestinales más frecuentes
· Sangre roja
u oscura en las heces
· Mucosidad en
heces
· Heces delgadas
· Dolor
abdominal
· Movimientos
intestinales dolorosos
· Anemia por
deficiencia de hierro
· Sensación de
que no vaciaste por completo los intestinos
·
Adelgazamiento sin causa aparente
· Debilidad o
fatiga
Causas
El cáncer colorrectal aparece cuando las células sanas del
recto presentan errores en su ADN. En la mayoría de los casos, la causa de esos
errores es desconocida.
Las células sanas crecen y se dividen de manera ordenada
para mantener el funcionamiento normal del cuerpo. Sin embargo, cuando el ADN
de una célula se daña y se vuelve canceroso, las células continúan
dividiéndose, incluso si no se necesitan células nuevas. A medida que las
células se acumulan, forman un tumor.
Con el tiempo, las células cancerosas pueden crecer e
invadir y destruir el tejido normal de alrededor. Además, las células
cancerosas pueden viajar a otras partes del cuerpo (metástasis).
Mutaciones genéticas heredadas que aumentan el riesgo
En algunas familias, ciertas mutaciones genéticas que se
transmiten de padres a hijos pueden aumentar el riesgo de contraer cáncer
colorrectal. Estas solo influyen en un pequeño porcentaje de los casos.
Dos síndromes de cáncer colorrectal genéticamente bien definidos
son:
· Cáncer
colorrectal hereditario no poliposo. Este síndrome, también denominado
«síndrome de Lynch», aumenta el riesgo de contraer cáncer de colon y otros
tipos. Las personas que tienen cáncer colorrectal hereditario no poliposo
suelen padecer cáncer de colon antes de cumplir 50 años.
· Poliposis
adenomatosa hereditaria. Es un trastorno poco frecuente que hace aparecer miles
de pólipos en el revestimiento del colon y el recto. Las personas que sufren
esta afección y no buscan tratamiento tienen un riesgo mucho mayor de padecer cáncer
de colon o recto antes de cumplir 40 años.
Factores de riesgo
· Edad
avanzada. La gran mayoría de las personas con diagnóstico de cáncer de
colorrectal tienen más de 50 años. Puede producirse en personas más jóvenes,
pero con una frecuencia mucho menor.
· Origen
afroamericano.
· Antecedentes
personales de cáncer colorrectal o pólipos. Si ya tuviste cáncer de recto, de
colon o pólipos adenomatosos, tienes un mayor riesgo de padecer cáncer
colorrectal en el futuro.
· Enfermedad intestinal inflamatoria.
Enfermedades inflamatorias crónicas del colon y el recto, como la colitis
ulcerosa y la enfermedad de Crohn.
· Síndromes
heredados que aumentan el riesgo de sufrir cáncer colorrectal. Síndromes
genéticos transmitidos a través de las generaciones de tu familia como la
poliposis adenomatosa familiar y el cáncer colorrectal hereditario no poliposo.
· Antecedentes
familiares de cáncer colorrectal. Si tienes un padre, hermanos o hijos con esta
enfermedad, tienes más posibilidades de contraer cáncer colorrectal, riesgo que
aumenta aún más si más de un miembro de tu familia lo padece.
· Factores
dietarios. Puede estar relacionado con una dieta baja en vegetales y alta en
carnes rojas, especialmente cuando la carne está muy cocida o bien cocida.
· Un estilo de
vida sedentario. Ser inactivo es un factor de riesgo, el cual puede reducirse
realizando actividad física de forma regular.
· Diabetes.
Personas con diabetes tipo 2 mal controlada y resistencia a la insulina.
· Obesidad.
Las personas obesas presentan un mayor riesgo de padecerlo y de morir por esta
causa, en comparación con las personas cuyo peso se considera normal.
· Fumar.
· Alcohol.
Beber en forma regular más de tres bebidas alcohólicas por semana puede
aumentar el riesgo.
· Radioterapia
para casos de cáncer previos. La radioterapia dirigida al abdomen para tratar
casos de cáncer previos es otro factor a tener en cuenta.
Prevención
Hable con su médico acerca de cuándo deberías comenzar a
realizarte análisis para la detección de cáncer colorrectal. Por lo general,
las pautas recomiendan comenzar con el primer análisis a los 50 años de edad.
El médico puede recomendar que comience a realizarse análisis para la detección
a una edad más temprana o con mayor frecuencia si tienes otros factores de
riesgo, como antecedentes familiares.
El examen más preciso para la detección es la colonoscopia.
En esta prueba, un médico examina el revestimiento del recto y el intestino
grueso mediante la utilización de un tubo largo y flexible con una pequeña
cámara de video en un extremo (colonoscopio). Este se inserta en el ano y se
pasa hacia el recto y el colon. A medida que la cámara del colonoscopio se
mueve por el intestino, envía un video del revestimiento del colon y el recto a
un monitor que mira el médico. Si se descubre un pólipo o una zona de tejido
sospechosa, el médico también puede tomar muestras de tejido de estas zonas con
instrumentos que se insertan en el colonoscopio.
Ante cualquier síntoma que sugiera cáncer colorrectal, en
particular sangre en las heces o adelgazamiento sin causa aparente, no dudes en
acudir con un especialista.