- El poeta, novelista, diplomático y ambientalista nació el 6 de abril de 1940
Nacido en Contepec, Michoacán, el 6 de abril de 1940, el
escritor a quien Carlos Fuentes calificó como “un gran poeta mexicano, que
abarca la historia y la ficción con el calor y la profundidad de una visión
lírica”, celebra este lunes 75 años de vida.
El también poeta Hugo Gutiérrez Vega y el escritor y crítico
literario Juan Domingo Argüelles, destacaron que si bien se trata de un
personaje que conjuga la poesía, la narrativa y el activismo ambiental, fue con
la primera con la que destacó, pues la suya sugería, en su momento, una
renovación poética y una revolución de las estructuras líricas.
“Hubo un momento en la historia de la poesía mexicana, en
que un libro sorprendió a la mayor parte de los críticos y a los lectores, se
trataba de una nueva actitud frente al poema, el libro se titulaba Mirándola
dormir, era de un poeta nacido en Michoacán, Homero Aridjis, ese libro sin duda
revolucionó las estructuras de la poesía mexicana de su tiempo”, aseguró Hugo
Gutiérrez Vega.
Y es que, dijo, dio una nueva visión a la poesía amorosa que
en nuestro país ha sido muy importante y ha tenido representantes como Efrén Rebolledo,
Ramón López Velarde, Manuel Acuña y Amado Nervo, entre otros.
Sin embargo, recordó el también difusor cultural, “durante
un tiempo no se cultivó la poesía amorosa o se cultivó de una manera digamos
marginal, entonces Mirándola dormir regresa al centro de la poesía mexicana el
tema amoroso”.
Por su parte, Juan Domingo Argüelles, recordó que Homero
Aridjis fue el poeta más joven dentro de la famosa antología Poesía en
movimiento, realizada por Octavio Paz y José Emilio Pacheco, entre otros, porque
ya apuntaba a ser parte de la renovación poética mexicana.
“Esto se cumplió, yo lo que encuentro en Homero Aridjis hoy,
es que incluso su poesía es una obra que está proponiendo una renovación a lo
que él mismo hacía antes, si pensamos en su obra como Mirándola dormir y en los
demás libros que escribió, los últimos libros que ha publicado en el Fondo de
Cultura Económica, nos muestran a un Homero Aridjis dueño de un gran estilo, de
una voz inconfundible y también de alguna manera, estamos viendo en él ese
propósito de no quedarse en una estética que lo mostraría como aquel poeta
joven, si no que hoy su poesía es una poesía madura”.
Un accidente le cambió la vida
Hijo de padre griego, que luchó en el ejército de su país
durante la Primera Guerra Mundial, y de madre mexicana, Homero Aridjis a los 10
años, se convirtió en un ávido lector, después de casi perder la vida en un
accidente con una escopeta.
Este incidente, señalaba el autor en una entrevista
realizada en 2012, “fue para mí muy crucial en mi vida. Fue como una muerte y
una resurrección. Más que recurrente en términos literarios, es obsesiva,
porque curiosamente, años después de que pasó, lo recuerdo como si hubiera sido
ayer. Fue una especie de… casi de trauma, en el sentido de que de pronto el
niño que era antes del accidente, el futbolista, murió y resucitó otro”.
Así empezó a escribir poesía, cuyo talento se reflejó en el
hecho de haber sido el becario más joven del Centro Mexicano de Escritores de
la Fundación Rockefeller. Hoy su obra, traducida a 15 idiomas, comprende más de
medio centenar de libros, sobre todo de poesía y es que para Homero Aridjis,
“la poesía es poner la vida en palabras”, pero también de prosa, especialmente
en el campo de la novela histórica.
Decía Kenneth Rexrot, en la nota introductoria del Material
de Lectura de Homero Aridjis, editado por la Universidad Nacional Autónoma de
México, que se trata de un poeta visionario, de beatitud lírica,
concentraciones cristalinas y espacios infinitos.
“Pocos poetas demuestran, como él, de un modo más claro el
desarrollo de un estilo internacional, y la reducción y síntesis de los grandes
escritores de la edad heroica de la poesía moderna hacia un lenguaje universal
comprensible. Cazadores de influencias pueden hallar huellas de San Juan de la
Cruz, Góngora y Eluard en la poesía de Aridjis, y detrás de ellos, los cantos
místicos de los sacerdotes aztecas, así como de las canciones contemporáneas de
iniciación de algunos indios”.
Pero además, Homero Aridis no sólo ha destacado como autor
de poesía, sino también como gestor cultural y es que en 1980 fundó el
Instituto Michoacano de la Cultura, su estado natal, a donde un año después
convocó a grandes de la poesía.
Eduardo Langagne, director de la fundación para las Letras
Mexicanas, aseguró que se trata de una faceta “menos celebrada pero muy valiosa
de Homero Aridjis es su exitosa gestión como organizador del Primer Festival
Internacional de Poesía Morelia 1981 y del segundo, que ocurrió en 1982, al que
trajo un numeroso grupo de poetas, varios de los cuales serían ganadores del
Nobel”.
Ahí, dijo, “los muchachos de aquel entonces gozamos esa
maravillosa oportunidad conviviendo entre otros con Borges, Allen Ginsberg,
Eugénio de Andrade, João Cabral de Melo Neto, Günter Grass, Michael Hamburger,
Seamus Heaney, W.S. Merwin, Vasko Popa, Lasse Söderberg, Marin Sorescu, Tomás Tranströmer, Cintio Vitier, además de
los nuestros, como Tomás Segovia, Elías Nandino y varios jóvenes mexicanos
nacidos en los años cincuenta... Todos
juntos en el mismo festival”.
Entre el activismo y las letras
Como señaló Juan Domingo Argüelles, además de poeta y
narrador, Homero Aridjis es un activista ambiental. “Estas tres características
creo que las ha podido conjugar de un modo muy sabio, porque en su poesía se
refleja ese amor por la naturaleza, ese interés que tiene por la conservación
del mundo natural y obviamente también, la parte que corresponde a lo
contrario, que es la irritación que siente ante la destrucción del mundo
natural”.
En cuanto a su narrativa, agregó el crítico literario, “él
ha practicado sobre todo la novela histórica y en ese sentido tiene un amplio
conocimiento de la historia de México y no nada más de México, pero ha
incursionado con bastante éxito en ello”.
Sin embargo, lo que más destaca de su obra literaria, dijo,
es la poesía que, en su momento significó una renovación poética en México y
que ella misma, se ha estado renovando, a lo largo de la vida de su autor.
“Yo diría que tiene el propósito de ajustar cuentas con su
propia persona, recordemos que mucha de la obra de Homero Aridjis gira en torno
a su infancia, con el poeta niño, las anécdotas y las historias que pasa cuando
él está a punto de morir y que esto lo refleja precisamente en esos primeros
libros”.
Pero ahora, indicó Juan Domingo Argüelles, “lo que encuentro
es un poeta incluso político, un poeta que reacciona políticamente contra la
destrucción natural pero también contra los abusos del poder y esto me parece
notable, porque creo que Homero Aridjis ha conseguido renovarse y ha conseguido
que los lectores lo vean precisamente como ese resultado de la evolución que
tuvo su obra poética y que sin duda nos ha dado libros significativos”.
Así, Homero Aridjis ha conseguido forjar una poesía actual,
rica y sólida, con un estilo y una voz definida, lo cual dijo, “ha contribuido
no nada más a la renovación lírica en un sentido de temas, de experiencia, sino
también ha influido en autores más jóvenes, ahí está su obra que continúa, porque
además hay poetas que a ciertas edades ya dijeron lo que tenían que decir,
cancelaron su obra y Homero Aridjis sigue escribiendo”.
Con 75 años de vida, consideró que se trata de un prodigio,
ya que hay poetas que han dado lo mejor de sí y clausuran su obra, como fue el
caso de Alí Chumacero que con tres libros en su haber, cerró para siempre esa
vertiente, “en cambio poetas como Homero Aridjis están publicando un libro cada
dos o tres años y pues permanentemente está actualizándose”.
Por su parte, Hugo Gutiérrez Vega recordó que si con
Mirándola dormir sorprendió a los lectores, Aridjis “después siguió escribiendo
poesía, luego incursionó en la novela histórica sobre personajes de la
Conquista, la Colonia y el Virreinato, siguió escribiendo otros textos también
de crítica y realizó una labor muy importante con el Grupo de los Cien para el
rescate ecológico, para la defensa del patrimonio ecológico de la humanidad.
También fue presidente del Pen Club Internacional, ahí fue importante su
trabajo en defensa de la libertad de expresión y sobre todo, de los escritores
perseguidos por los regímenes autoritarios”.
Estas, dijo, “son las principales facetas de la vida y la
obra de Homero Aridjis, pero insisto, Mirándola dormir es un libro principal y
es un libro que marca una etapa en la historia de la poesía mexicana” y con el
cual se hizo acreedor al Premio Xavier Villaurrutia en 1964, siendo el escritor
más joven en recibirlo.
Y es que la de Aridjis, agregó, “es una poesía lírica
abierta, directa, clara, donde la emoción y la perfección formal se combinan y
Mirándola dormir es una vuelta de tuerca a la poesía amorosa”.
Entre su obra poética destacan los libros Ojos de otro mirar
(2002) que recoge cuatro décadas de su poesía, así como Los ojos desdoblados
(1960), Antes del reino (1963), Mirándola dormir (1964), Perséfone (1967), Los
espacios azules (1968), Quemar las naves (1975), Vivir para ver (1977) y
Construir la muerte (1982).
Mientras que en el ámbito narrativo se pueden mencionar las
novelas 1492. Vida y tiempos de Juan Cabezón de Castilla (1985), Memorias del
Nuevo Mundo (1988), El Señor de los Últimos Días: Visiones del año mil (1994),
La montaña de las mariposas (2000), La zona del silencio (2002) y La Santa
Muerte (2004), aunque también ha publicado obras de teatro, de ensayo y de
literatura infantil.
El escritor ha sido galardonado con el Premio Literario
Novedades y Diana 1987-1988, por Memorias del Nuevo Mundo, el Premio Grinzane
Cavour para mejor novela extranjera traducida al italiano en 1992 por 1492,
Vida y tiempos de Juan Cabezón de Castilla, libro que también fue reconocido
conThe New York Times Notable Book of the Year.
Además recibió el Premio Roger Caillois en Francia, por su
obra de poesía y prosa; y, en Serbia, el más alto honor literario, la Llave de
Oro de Smederevo, por su poesía. En 2005, el estado de Michoacán lo distinguió
con el primer Premio Estatal Eréndira de las Artes.
Dos veces obtuvo la beca Guggenheim, fue nombrado Doctor
Honoris Causa por la Universidad de Indiana y ha sido profesor visitante en las
universidades de Indiana, de Nueva York y de Columbia.
Ha servido a México como embajador en el Reino de los Países
Bajos, en Suiza y ante la UNESCO y durante seis años, de 1997 a 2003, fue
Presidente de PEN Internacional, la organización mundial de escritores fundada
en Londres en 1921, de la cual fue nombrado presidente emérito en 2003.
En materia ambiental, fundo en 1985 el Grupo de los Cien,
una asociación de artistas, intelectuales y científicos, entre los cuales se
encontraban Octavio Paz, Juan Rulfo, Rufino Tamayo, Gabriel García Márquez,
Francisco Toledo, Elena Poniatowska, Juan Soriano, Graciela Iturbide, Lincoln
Brower y Amory Lovins, dedicados a la protección ecológica y la defensa de la
biodiversidad en México y América Latina, quienes lograron, entre otras cosas,
la protección de los bosques de la mariposa monarca y la veda total a la
matanza y comercialización de la tortuga marina.
Como el mismo Homero Aridjis decía, en otra entrevista
también de 2012, a pesar de estas diferentes facetas, él es ante todo, un
“poeta. Mi ocupación y profesión permanente es la poesía. He sido profesor en
la Universidad de Nueva York, presidente del PEN Internacional defendiendo los
derechos humanos de los escritores, ambientalista, novelista, diplomático, pero
siempre a partir de la poesía”.
Incluso la defensa que ha hecho de la naturaleza, añadía,
“es un acto poético, en un texto que se llama Hacia el fin del milenio termino
diciendo, “la ecología como la poesía, debe ser hecha por todos”, es decir, yo
me acerco a la defensa del ambiente como un acto poético y místico, de respeto
bíblico a la creación divina que es la creación de nuestro planeta. Cuando me
preguntan si soy feliz en la Tierra siempre digo que sí, porque vivo en el
paraíso terrestre, y con esa conciencia, cuando lo ves amenazado, depredado,
maltratado… mi inclinación como ser humano consciente es defender todas las
esferas de la vida”.