- ¿Dónde se paró el águila?, proyecto del Foremoba, con apoyo de Alas y Raíces, del Conaculta
- Vecinos de San Ángel aportaron 500 mil pesos y el gobierno federal complementó los recursos con igual cantidad
México, DF.- Unas diez águilas hechas por niños mexicanos
con el arte de la cartonería serán exhibidas durante más de dos meses en los
pasillos del Palacio Nacional, en la Ciudad de México, como parte de la
exposición ¿Dónde se paró el águila?, organizada por el programa Alas y Raíces,
del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
En los pasillos de altos techos que rodean al Patio central
y al jardín del recinto, que en el siglo XVI fue palacio virreinal, las figuras
tridimensionales del águila real invitan a conocer cómo ha evolucionado la
imagen de esta ave, ícono central del Escudo Nacional mexicano.
“¿Sabían que la primera vez que se representó el águila
parada sobre un nopal no devoraba una serpiente, sino que de su pico salía un
dibujo que es el símbolo de la guerra y que se llama atl tlachinolli? ¿Sabían
que la primera vez que se dibujó al águila como escudo de la República Mexicana
estaba sobre 29 nopales y cada uno representaba un estado?”.
Cada una de estas preguntas fue planteada, en voz alta y con
grandes gestos de actuación, por el cuentacuentos Guillermo Henry, quien
rodeado de más de 50 niños y la música jarocha del Trío Aguacero, realizó un
escandaloso y festivo primer recorrido por la exposición.
Ellos –los niños y
niñas participantes– llegaban a cada escultura y al final las voces infantiles
gritaban animadamente frases como ¡Viva México!, ¡Viva Matamoros!, ¡Viva
Morelos!, según lo ameritaba cada una de las esculturas exhibidas.
Las coloridas figuras
hechas con papel kraft y pinturas de agua son el resultado del trabajo que a
partir de mayo de 2014 realizaron más de 500 niños y niñas que visitaban
durante los fines de semana el Museo del Caracol, en el cerro de Chapultepec.
Ahí fueron animados y
dirigidos por el maestro cartonero Sotero Lemus, originario del Estado de
México y que en 2005 ya había realizado otros proyectos similares en Palacio
Nacional, pero en aquella ocasión elaboró, con ayuda de niños, una figura de 10
metros de altura de Don Quijote de la Mancha.
En esta ocasión la labor de Sotero Lemus y de sus alegres
artesanos consistió en hacer un conjunto de 10 figuras de águilas, de entre dos
y tres metros de altura para narrar cómo ha cambiado la representación de esta
ave cazadora en los diferentes escudos de México. El grupo incluye la primera
representación prehispánica que está en un monolito resguardado en el Museo
Nacional de Antropología, hasta el moderno diseño del águila en el Escudo
Nacional, el cual fue hecho en 1968 por el ilustrador y muralista mexicano
Francisco Eppens Helguera.
“¿Sabían que desde la primera vez que se dibujó al águila
con una serpiente en el pico fue una víbora de cascabel?, ¿Sabían que cuando
México se declaró país independiente el águila usaba corona en honor al
emperador Iturbide?”. Con ese tipo de preguntas y muchos recursos de voz y
movimientos el cuentacuentos Guillermo Henry mantuvo enfocada y activa la
atención de los pequeños que fueron los primeros invitados de honor para esta
exposición.
El grupo infantil respondía con expresiones de sorpresa,
juego y aplausos, mientras levantaban y agitaban unos papalotes hechos por
ellos mismos, con papel de China de diferentes colores, en un taller dirigido
esa misma mañana del 20 de septiembre por el maestro Sotero Lemus. Alrededor de
este grupo decenas de turistas extranjeros registraban con sus cámaras el
fandango que traían estos pequeños mexicanos en el Palacio Nacional.
“El maestro Sotero Lemus ha llevado de la mano a los niños
para la construcción de esta exposición. Nos llevó cuatro sesiones de una hora
armar cada una de estas águilas, de modo que fueron en total 40 horas en las
que participaron entre 25 y 30 niños. Por ello quiero agradecer a los niños, a
sus familias y también a la maestra Julieta Gil, del Museo de Caracol, quien
ideó este proyecto tan genial y divertido. Como ustedes pueden ver, la idea fue
acercar a los niños a la historia de México de una manera creativa”, dijo en
una breve ceremonia de inauguración Edwin Triujeque, secretario ejecutivo del
programa Alas y Raíces, del Conaculta.
Cabe señalar que para la realización de este proyecto
vecinos de San Ángel aportaron 500 mil pesos y el gobierno federal complementó
los recursos con igual cantidad, a través del Fondo de Apoyo a Comunidades para
la Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal,
instancia que ha apoyado a 876 proyectos en 27 estados de la República
Mexicana.
Como anfitrión del espacio dio la bienvenida José Ramón San
Cristóbal, director general de Promoción Cultural y Acervo Patrimonial de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, quien dijo que era una gran alegría
recibir a los niños en el Palacio Nacional.
“Estas 10 águilas monumentales reseñan 500 años de evolución
del símbolo. El maestro Sotero Lemus, heredero de la tradición de la cartonería
ha llevado esta técnica al servicio del arte y de la historia para beneplácito
de los asistentes a los museos, dando actualidad y vanguardia a una de las
artes populares más importantes de este país”, dijo San Cristóbal Larrea.
El recorrido por la exposición llevó a los niños a uno de
los lugares menos conocidos del Palacio Nacional: el jardín trasero donde se
miran los cimientos del antiguo palacio virreinal, pero donde también hay altos
árboles de encino, palmeras, un verde césped y una capilla de color rosado,
junto a la cual se sentaron al final, con sus papás y abuelos, a escuchar
música del Trío Aguacero y de Los Parientes de Playa Vicente. Ahí se
refrescaron con agua de horchata y jamaica, después de su recorrido festivo por
la oficina donde trabaja el Presidente y donde corearon: ¡Viva México!